Los jóvenes y el plan de una mejor calidad de vida a la hora de jubilarse

Cerca de cumplir la edad mínima para retirarse y empezar a cobrar una
jubilación, lo que generalmente las personas se preguntan es qué hacer con
su vida en los próximos años en que llega la vejez. Los interrogantes a
considerar, aparte de la edad, son sobre los aportes y el nivel de los mismos
para saber qué derechos tendrán al jubilarse, cuánto cobrarían de jubilación,
qué harían de su vida, cuál sería el estándar que le permitiría el sueldo, si
tendrían que trabajar más tiempo o seguir trabajando aún estando jubilado, si
tendría que resignarse a cobrar sólo una jubilación mínima o hay otras
alternativas.
Para la jubilación garantizada por el Estado debería empezar a aportar a los 30
o 35 años según sea hombre o mujer para tener derecho a una jubilación.
La mayoría de las personas saben que la edad jubilatoria es a los 60 para
mujeres y 65 para varones. A su vez, la mayoría de las personas en edad de
jubilarse deben acreditar 30 años de aportes.
Para los países de la región hacia mediados de este siglo, muchos de los
jóvenes y no tan jóvenes que hoy trabajan (o no trabajan, pero están en edad
activa) serán quienes cobrarán o buscarán cobrar las prestaciones de la etapa
pasiva. Por eso, y porque el sistema está haciendo hoy mismo sus promesas
de pagos para ese entonces, no se trata de un tema sólo del futuro, sino
también del presente.
La mayoría de las personas saben que la edad jubilatoria es a los 60 para
mujeres y 65 para varones. A su vez, la mayoría de las personas en edad de
jubilarse deben acreditar 30 años de aportes.
Para los países de la región hacia mediados de este siglo, muchos de los
jóvenes y no tan jóvenes que hoy trabajan (o no trabajan, pero están en edad
activa) serán quienes cobrarán o buscarán cobrar las prestaciones de la etapa
pasiva. Por eso, y porque el sistema está haciendo hoy mismo sus promesas
de pagos para ese entonces, no se trata de un tema sólo del futuro, sino
también del presente.
No es entonces un tema menor mirar lo que hoy ocurre en el mundo del
trabajo. Al desafío por el envejecimiento se suman en los últimos tiempos, por
ejemplo, los cambios tecnológicos o la pérdida de puestos de trabajo con la
crisis del COVID, que redujo los recursos contributivos para el pago de
prestaciones.